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Todos los derechos reservados  DACOT 2013

By Anne Marie

DACOT     Dañú ATV Club Outlaw Trail

[25] Tzibanza, Qro

Sábado 10 de Agosto de 2013



Una salida no muy común:


Esta ruta nº 25 no tiene nada que ver con las otras rutas que el grupo Dacot tiene la costumbre de hacer si no es que como siempre se compone de los mismos integrantes.


A salir del pueblo estamos con Sabás que acompaña toda su familia, Tawa, Mina, Bache y Polito, después viene Joaqui, Silvia y su hijo Diego, también nos acompaña Polo con Vero y sus hijas, Verito y Camis. Hoy contamos con Carlos y están Karla con su hermano Luis, ellos no viven en el pueblo con nosotros pero están por unos días de vacaciones en casa de su abuela.


Por parte de Jipé, esta como siempre, Ana, pero esta vez nos acompañan las sobrinas de Jipé y las hijas de una de ella, llegaron hace unos días de Francia por 3 semanas de vacaciones en México, de ahí vino la idea de hacer una salida con el grupo, pero sin cuatri por falta de lugar. Están entonces Magali, su hermana Karine y sus 3 hijas, Andréa, Jessica y Maëva que apenas llegando, cumplió 8 años y la festejamos en compañía de todos, así era una ocasión para ellas de conocer un poquito a nuestra “familia” mexicana.


No tuvimos que levantarnos temprano, la isla de Tzibanza no esta muy lejos del pueblo y la hora de la salida estaba prevista para las 10h 30. Por supuesto que no salimos a la hora, pero arrancamos con solamente 10mn de retraso, es a decir, casi nada.


En camino nos encontramos con Pepin y su familia, su esposa Conchita y su hija Ana-Celia. Siempre nos citamos en el mismo lugar, es decir en el estacionamiento del restaurante “El Pastorcito”.


Solamente falta Baldo y su hijo Fer para completar el grupo, pero ellos nos esperan en el estacionamiento donde vamos a dejar los coches antes de subir a la lancha que nos va a llevar con todo y maleta a la isla de Tzibanza.


Al total, el grupo se compone de 27 personas y estamos dispuestos a pasar una excelente fin de semana, un poquito al estilo “Robinsón Crusoe”, pero, por supuesto, con todas las comodidades 


La familia de Jipé no esta enterrada de lo que los esperan, solamente saben que no tenían que olvidar los trajes de baño y debo reconocer que para ellas, descubrir el lugar donde vamos a pasar el fin de semana es una sorpresa muy grande. Se le parece una idea ¡Genial! Espero que nadie se vaya a decepcionar porque cargo en los hombros la responsabilidad del proyecto.


Primero pequeño incidente resuelto muy rápidamente: Pues si, como bien lo saben los que leen con frecuencia las reseñas de cada salida, no pasa una sola vez sin algo imprevisto.


El motor de la lancha que nos tiene que llevar a la isla no quiere arrancar. Nos armamos de paciencia un ratito aun si esto hace que Jipé se enoja tantito (no lo podemos creer ja, ja, ja), pero siempre hay una solución y en lugar de irnos en una sola lancha grande, nos dividimos para subir en 3 lanchas chiquitas y llegamos sin más incidente en la isla de Tzibanza.


El personal nos recibe muy bien, cada familia o grupo de jóvenes toma posesión de su cabaña tipo safari. No es algo de lujo tipo hotel 5 estrellas, pero tenemos todas las comodidades deseadas y el lugar esta muy, pero muy agradable, es un verdadero paraíso terrestre.


La isla de Tzibanza se encuentra en el estado de Querétaro, se ubica a unos 45mn de Cadereyta y esta en medio de la laguna de Zimapán. Esta equipada de 8 cabañas tipo safari, de una alberca, de un restaurante y se puede practicar algunas actividades como la pesca o unos paseos en lancha alrededor de la laguna. También, no muy lejos, hay las aguas termales de Thaxido.


El tiempo de instalarnos y nos volvemos a ver a la orilla de la alberca en espera que nos llama el personal del restaurante para la comida de medio día. El agua de la alberca esta a buena temperatura lo que hace que los jóvenes se meten enseguida. Los adultos preferimos por el momento, disfrutar de un rico tequila que acompañamos de unos pedazos de queso manchego que trajo Sabás de su fábrica.


La alegría y las risas están con nosotros desde que empezamos el día. Teníamos miedo de que no saliera el sol, pero no, ahí esta lo que hace de esta salida algo todavía más bonito y más agradable.


Tomamos asiento en la sala del restaurante y aunque Jipé pidió que solamente nosotros estuviéramos en la isla, parece que hay que contar con unos intrusos, pero nadie se queja de esta compañía inesperada. Es un grupo de ardillas que no se sienten para nada de más, al contrario, están ahí como en su casa y piden algo de comer y como buenos “mexicanos” les encanta las tortillas. Las cámaras fotos no paran de funcionar.


Después de una rica comida que nos encanto a todos, decidimos dar un paseo en lancha hasta el pie de la cortina de la central hidroeléctrica de Zimapán así que otra vez, nos subimos en las 3 lanchas pequeñas. Las dos donde toman asientos los adultos y los más pequeños, Camis, Polito y Maëva, están manejados por señores, la otra, la de los jóvenes, la maneja una señora.


Que bonito ser jóvenes, no tienen ningún complejo. Es un grupo franco/mexicano, pero no tienen ninguna barrera de idioma. Los mexicanos hacen unas verdaderas proezas por, con las pocas palabras que aprendieron de los adultos franceses, comunicar con las jóvenes y ellas, intentan como pueden, poner en práctica lo poco de español que aprendieron en la escuela. Debo reconocer que todos lo hacen muy bien.


Los jóvenes no tienen suerte, su lancha no anda muy bien que digamos, el motor se para varias veces y tenemos que esperarlos, pero aun así, llegan hasta el pie de la cortina. El regreso esta aun, más pesado y decidimos repartir el grupo de la lancha de los jóvenes en dos y los acomodamos en las dos lanchas que quedan. No creo que estamos respectando las reglas de seguridad, casi no hay chalecos de salva vida, solamente hay tres que ponemos a los más chicos, pero les quedan demasiado grandes y estamos muy numerosos, pero nadie quiere pasar la noche en medio de la laguna y se esta obscureciendo muy rápido.


De regreso a la isla, algunos se meten a bañar, otros prefieren la alberca, pero todos acabamos después de un rato, alrededor de la mesa para una rica cena.



Ya no están las ardillas, se fueron a dormir pero en su lugar esta una familia de mapaches.


Parece que el día de mañana va hacer un día aun más agradable que el de hoy. Después de la cena, todos vuelven a sus cabañas a descansar.


Hasta mañana



 


Domingo 11 de Agosto de 2013


La noche estuvo muy tranquila, sin ningún ruido, pudimos descansar a gusto para estar frescos y dispuestos para el día de hoy. Nos encontramos todos alrededor de la mesa para el desayuno.


Los más animados se fueron temprano para un partido de pesca. No son numerosos, solamente fueron Sabás, Pepin, Fer y Diego. Regresaron sin ninguna presa pero no importa, la pasaron bien y es el principal.


Apenas acabamos el desayuno que Baldo nos propone ir hasta el lugar donde salen las aguas termales. Me pregunto ¿Llevo mi toalla o no? ¿Nos van a dar una allá o no? Mejor llevamos todos nuestras toallas, más vale. Fuerte de mi reciente experiencia en Miami, me imagino que una señora nos espera a la llegada de las lanchas con una taza de té y porque no, después de bañarnos en las aguas termales, que tal si nos proponen una sesión de masajes. Todo el grupo se va vestido como muy de vacaciones, arriba un top, después un short y como zapatos, unas chanclas.


La bajada de los canales es algo fantastico, el lugar es encantador. Antes de la construcción de la cortina, en este lugar, había un campo de mangos y ahora solamente queda los esqueletos de los árboles que sobresalen del agua de unos metros. Parece que estamos en una película de ciencia ficción. Oscilamos entre las ramas muertas. Por el momento no veo ningún establecimiento que se parece a un SPA, pero puede surgir de cualquier esquina rocosa.


Las lanchas abordan. No hay otra cosa que rocas, lodo y unas raíces de nenúfares. El guía nos dice que tenemos que bajar de la lancha. Pensó que es porque quiere que admiramos el paisaje un poquito pintoresco, pero no, nos dice que no puede ir más adelante por la falta de agua, como casi no llovió este año, el nivel del agua esta muy bajo y que tenemos que seguir caminando.


Estamos en medio de la naturaleza, tenemos que cruzar campos con hierbas muy altas que nos llegan a nosotros los adultos, hasta la altura de la cara, eso le da una idea de lo que piensan los niños de esta aventura.


Hay muchos insectos alrededor de nosotros, no podemos ver a donde pisamos, a veces el lodo nos ocasiona un resbalón que no siempre podemos controlar y lo que tenemos puesto no es muy apropiado para este tipo de caminata. Hay unas hierbas que se pegan a la ropa y a las toallas. ¿Dónde esta el edificio tipo SPA que pensaba encontrar cuando deje la isla en la mañana?  


Algunos, como Fer, Joaqui, Jessica y yo, no nos escapamos de las caídas. 


Llegamos en el lugar de las aguas termales. ¡OH Sorpresa! estamos en presencia de un chorreoncito de agua que sale de las rocas. Normalmente, hay como un muro de retención hecho con tablas de madera, pero esta prácticamente inexistente y lo que debería ser una alberca pequeña, esta casi vacía, apenas si cabemos 3 o 4 personas y tenemos que acostarnos si queremos lograr mojar el traje de baño y para llegar ahí, tenemos que brincar las tablas que quedan y del otro lado nos espera el lodo y ahí, se quedan atrapadas las chanclas, no hay de otra que poner la mano en esta masa viscosa para intentar encontrarla y sacarla porque no se como haríamos si tendríamos que regresar los pies desnudos.


La mayoría del grupo da la vuelta sin poner ni un dedo del otro lado de las tablas de madera. El guía nos dice que cuando estábamos en camino, pasamos justo al lado de otro lugar donde también hay aguas termales y nos dice que si queremos nos lleva allá que es más limpio. Damos la vuelta y es cierto que después de un ratito llegamos a un lugar donde vemos una cascada chiquita que llena como una tina natural, entre las rocas.


Uno por uno llegamos a la tina, pero no hay que pensar que podemos acostarnos y gozar del espacio, para nada, tenemos que quedarnos sentados si queremos que los demás aprovechen del lugar y de las aguas claritas y calientitas (37º). Algunos optaron por quedarse del otro lado del rió y se quedan sentados con los pies en el agua. Todo esto no nos impide pasar un momento muy agradable aun si no se parece para nada a la idea que teníamos de la salida hacia las aguas termales.


De regreso a la isla, apenas si tenemos tiempo de cerrar las maletas, de despedirnos del personal y ya es hora de regresar al estacionamiento que esta sobre el continente, ahí cargamos el equipaje en los coches y emprendemos el camino de regreso a casa.

  

Nos paramos en un rancho y cava que se llama “Azteca” para disfrutar de una comida de las mas típicas. El ambiente esta muy agradable y aunque empieza a llover, tuvimos tiempo de visitar las caballerizas donde pudimos ver los caballos de pura sangre que ahí viven.


Ocupamos la única mesa del restaurante, ¡pero que mesa! La pusieron especialmente para nosotros, esta bajo techo, frente a la pista del lienzo.


Bromeando, hablo de una cena con crepas, pero enseguida me dice Tawa que si hago crepas, ella se apunta. De camino de regreso a casa, nos paramos en la tienda de abarrotes “El Porvenir” a comprar lo que me falta para hacerlas. Todavía somos 22 personas al total. Apenas llegando, hago la preparación, Karine y Magali se ponen a cocinarlas, ayudo a Andréa a llenarlas de jamón y queso para los que quieren las crepas saladas y ponemos azúcar o mermelada por los que las quieren dulces. Es una forma muy bonita y agradable de acabar la ruta, fue un fin de semana extraordinario. Nos despedimos como a las 9h de la noche.


Los participantes a esta ruta fueron:


Cabaña nº 1: Sabás, Tawa, Mina, Polito

Cabaña nº 2: Joaqui, Silvia, Karla

Cabaña nº 3: Polo, Vero, Verito, Camis

Cabaña nº 4: Pepin, Conchita, Ana-Celia

Cabaña nº 5: Jipé, Ana, Maëva

Cabaña nº 6: Magali, Karine, Andréa, Jessica

Cabaña nº 7: Baldo, Fer

Cabaña nº 8: Diego, Bache, Carlos, Luis


Gracias a todos por haberme permitido realizar uno de mis sueños: Un fin de semana en la isla de Tzibanza.