Domingo 16 de Mayo de 2010,
A las 7h empieza a llover. No importa, se acabo la estancia en Chachalacas y tenemos que regresar, algunos a la escuela y otros al trabajo.
A las 8h 30, Mitzi toca la campana, el desayuno esta listo, así que pasamos a sentarnos. Que rica la cecina y los chilaquiles en salsa verde. Disfrutamos de toda esta comida que nos preparan los empleados del hotel con mucho cariño. Nos sentemos como en casa, ya tenemos amigos aquí, amigos que nos van a dar mas ganas de regresar pronto.
El grupo se va a dividir, algunos quieren ir a la playa para subirse a la banana, otros quieren llevar a sus hijos al acuario de Veracruz, así que una vez mas, las maletas listas, nos despedimos de los que se quedan un rato más.
Para los que van a conocer el acuario, es un mundo mágico, una maravilla para los ojos, todas estas especias algunas conocidas y otras no, las medusas que nadan de una forma tan ligera, los tiburones que dan vuelta detrás de los cristales, los delfines que se acuestan al fondo del estanque antes de subir a la superficie para agarrar aire, el mero que parece dormido, la manta raya que nada majestuosamente moviendo sus alas como si fuera la capa de un matador de toro. La imaginación corre.
Ya es hora de regresar al coche y de tomar el camino a casa, Otra parada para comer y llegamos en nuestro pueblo de noche. Ahí están las motos que dejaron los chóferes del trailer. Cada quien carga su maleta y dirección la casa, a descansar.
Como regresamos por otro camino, esta vez hicimos 520km.
Gracias a todos los que participaron en esta ruta de las dunas.
- A los de siempre, Sabás, Tawa, Mina, Bache, Chucho, Chuchin, Tamy, Diego, Baldo, Fer, Polo, Verito, Pao, Pepin, Jipé y Ana.
- A los que vinieron a juntarse con nosotros en cuatri, Conchita, Grace, Raúl, Jaime papa, Jaime hijo, Polito, Diana y su amiga
- A los que hicieron el “apoyo a tierra”, Graciela, Juaqui, Vero, Camis, la esposa de Jaime, Brenda y Carla.
¿Dónde nos llevara la ruta #9?
Jueves 13 de Mayo de 2010,
Estamos a unas horas de empezar con la ruta #8. La ruta que nos va a llevar a Veracruz, más bien a Chachalacas, a unos kilómetros al norte de la cuidad del danzón. Pero nosotros no vamos allá para bailar, sino para subir y bajar las famosas dunas con nuestras cuatris.
Todo esta listo, el trailer vino en la tarde a cargar las 11 motos, esta vez nadie lleva remolque, las cuatris y las maletas se van a parte y para no llevar muchos coches, nos juntamos en 3 camionetas, los que no tenían que pasar por nuestro pueblo, se van directamente hasta Chachalacas y ahí nos encontraremos, en el transcurso del día de mañana.
Estamos contentos de haber tomado la decisión de cargar todo en un trailer, nos pareció mas practico y mas seguro, ya no tenemos que preocuparnos de saber si caben o no las cuatris en los remolques, ahora hasta sobra espacio en la caja, hasta Polito se llevo su cuatri.
Estamos muy emocionados los que estamos aquí, es la primera vez que nos vamos tan lejos, la ruta se preparo buscando en Internet y no sabemos exactamente lo que nos espera. Además que es también la primera vez que vamos a estar tan numerosos, la organización no es la misma por un grupo de 20 personas que por uno de 30 y por algunos, es también la primera vez que nos acompañan. Esperamos que todo nos salga bien, que nos toque buen tiempo y que todos regresemos contentos de esta nueva aventura.
Nos despedimos tarde a pesar que mañana tenemos que levantarnos a las 3h ½, la salida esta prevista a las 5h de la mañana.
Viernes 14 de Mayo de 2010,
No hay ningún problema para despertarnos temprano cuando sabemos que es por diversión y no por obligación. Así que a las 5h estamos todos listos para tomar el camino hasta Chachalacas. Esta lloviendo, pero esperamos que el mal tiempo se quite pronto.
En una camioneta va Polo con su familia, su esposa Vero, sus hijas Pao, Verito y Camis, también viene su mama, Juaqui. En la segunda camioneta viene Sabás con su esposa Tawa, sus hijos, Mina, Bache y Polito, los acompañan el sobrino Diego, hijo de Chucho. Y en la ultima vienen Jipé, su esposa Ana, Baldo, Chucho y sus dos otros hijos Chuchin y Tamy.
Como previsto, en camino, a la altura de “El Perote”, nos encontramos con Pepin y Conchita. Ya no llueve pero el cielo sigue nublado.
A las 11h nos paramos a almorzar, algunos entran en un restaurante, otros comen los sándwiches que preparo Ana y las hojaldras de pollo con mole que hizo Juaqui. No tenemos realmente prisa, queremos llegar a buena hora para tener tiempo de disfrutar de la tarde en la playa, es lo que Graciela llama “apoyo a tierra”, los pies en la arena disfrutando de una buena cerveza bien fría.
El trailer que salio ayer anoche del pueblo nos espera a la entrada de Chachalacas, hay un estacionamiento afuera del hotel donde se va a quedar los 3 días, los coches se guardan en un estacionamiento interior y ahí guardamos también las cuatris que los señores bajan del trailer. Acabamos de hacer 460km desde nuestro pueblo en Hidalgo hasta Chachalacas.
Todo parece empezar muy bien, nos reciben los dueños del hotel “La Pingüi”, muy amablemente, Jorge nos presenta a su esposa Mitzi y a su suegra, la pareja tiene 2 niñas preciosas. Nos gusta mucho como nos atienden, asignando a cada familia su habitación. Todavía es temprano para comer lo que nos da tiempo de ir hasta la playa, con las motos, a ver un poquito de cerca las dunas.
Agarramos el camino hasta la playa, las motos vibran sobre la arena, nos acompañan las olas del mar a ver quien hace más ruido. El cielo esta un poquito nublado, pero hace mucho calor. Las dunas están allá, al horizonte, nos parecen gigantescas, no puedo creer que vamos a subir y bajarlas, es impresionante, más nos acercamos y mas grandes se ven, es un terreno desconocido para nosotros, estamos mas acostumbrados a las rocas, la terrecería, el rió. La arena en cuatri, no conocemos, es traidora y lo comprueba Jipé haciendo una pirueta no controlada. Pero no pasa nada, estamos aquí para divertirnos.
Uno por uno, bajamos la primera duna, una que nos pareció ni tan chiquita, ni tan alta, justo para ponernos en condición para mañana. Una vez que dejamos la primera impresión atrás, todos van a subir y bajar varias veces, hasta la hora de la comida, pero no subimos realmente la duna, sino que encontramos un camino que nos lleva a ella sin tener que subirla por la parte frontal.
Y regresamos al hotel. El restaurante es muy agradable, es una palapa de concreto, ahí nos sirven un delicioso caldo de verduras y después un filete de pescado muy rico. Nos alcanzaron Graciela, su hijo Fer, su hija Grace con su esposo Raúl y sus dos hermanas Brenda y Carla.
No hay que perder tiempo, apenas acabamos de comer que nos vamos otra vez, todos en las dunas, bueno, más bien en la duna, porque por el momento, solamente nos atrevemos a bajar la misma, ya la conocemos.
Algunos se meten al mar, hace mucho calor y hay que disfrutar de todo lo que nos ofrece Chachalacas. Otros se quedan a saborear una cerveza, sentados bajo una sombrilla.
A las 6 de la tarde, una parte del grupo se regresa al hotel a bañarse para ir a tomar algo en el puerto de Veracruz. La primera idea es de sentarnos en la Parroquia a probar el famoso café, pero hay mucha gente, ni hay una mesa de disponible y somos numerosos, así que después de dar un paseo en el mercado de artesanía, vamos a sentarnos en uno de los restaurantes de Los Portales.
Los que salieron más tarde de Chachalacas o los que todavía no habían llegado como Jaime y su familia, nos alcanzan allá y nos quedamos todos a platicar muy a gusto hasta muy tarde. Llovió cuando estábamos por llegar en la cuidad de Veracruz, pero ahora hace mucho calor, ni hay un poquito de aire, nada, al contrario, parece que hace mas calor que antes de la lluvia, por la evaporación.
Regresamos todos al hotel, ya es tarde, Tamy sigue con el mecánico, se descompuso su moto en la playa y si quiere hacer la salida con nosotros, tiene que tenerla lista a fuerza, hoy mismo. Ni ha cenado, así que le ofrezco unos sándwiches. Nos quedamos a platicar afuera de las habitaciones hasta la madrugada. La moto de Tamy sigue en las manos del mecánico, pero estará lista en un rato más.
Nos vamos a dormir, pero algunos se quedan para hacer compañía a Tamy.
Mañana es el mero día.
Sábado 15 de Mayo de 2010,
No es muy difícil de levantarse temprano en estas condiciones. Sabemos que vamos a disfrutar mucho del día, hace más de un mes que estamos esperando este momento.
Nos encontramos todos en el restaurante para desayunar. El que mas le dificulta levantarse es Tamy, se acostó a las 3 y media de la mañana, pero su cuatri esta lista.
La salida esta prevista para las 9h de la mañana, pero es imposible salir a la hora así que es tiempo de que todos se preparen, de hacer un último chequeo a sus motos y de tomar algunas fotos, ya son las 10 cuando finalmente dejamos el hotel, hoy Jorge y Pin son nuestros guías. Jorge encabeza la caravana de cuatris y Pin se queda al último.
Primero vamos a la playa y nos paramos en la duna que desde ayer bajamos. Jorge nos da los primeros consejos para bajar correctamente según el tipo de cuatri que tenemos. Hay que bajar de frente, no usar el freno, los que tienen una 4x4 deben usar esta opción, hay que dejar una cierta distancia entre cada moto, no empezar a bajar hasta que el que esta delante de nosotros no ha acabado su bajada, vamos a pasar por un camino estrecho entre arbustos, nopales, ramas y vamos a tener que dejar 20m entre cada uno de nosotros por si una de las motos se queda atorada, el camino no es una línea recta, hay muchas curvas que tapan la vista.
Las primeras bajadas nos salen mas o menos bien, pero lo que cuesta trabajo para ciertas cuatris, son la subidas, no se debe acelerar demasiado porque se atascan las llantas en la arena, se hace un cambio de chofer, un cambio de cuatri porque algunas están rentadas y no todos las pueden manejar. Nos apoyamos mutuamente cuando uno de nosotros esta en dificultad no hay que perder la confianza, apenas si empezamos el día y estamos todavía aprendiendo a manejar en estas condiciones.
Algunas bajadas son más importantes de la que conocíamos, pero poco a poco nos acostumbramos y cada vez lo hacemos mejor. De las dunas pasamos a la playa, de la playa a las dunas, es un cambio constante que nos encanta. Algunos enloquecen con todas estas dunas que están alrededor de nosotros, las motos parecen hormigas, nos gusta mucho y todos los disfrutamos.
Hacemos una parada para tomar un refresco o una cerveza según al gusto de cada quien y de la edad por supuesto. Platicamos de las primeras impresiones que tuvimos, de cómo nos sentimos, de lo que nos espera todavía de cuentos kilómetros hicimos hasta ahora, al fin, no faltan las preguntas.
Volvemos a las cuatris para seguir el recorrido, entre las 2 y las 3 de la tarde, nos espera a comer una señora que tiene un pequeño restaurante a la orilla de un río. Llegamos llenos de polvo, de arena, de sudor y la frescura del agua del río nos parece muy agradable. El agua esta transparente, hay familias que hacen día de campo a la orilla del río. Nos metemos casi todos, por lo menos los que no temen para nada al agua o los que definitivamente, aun que temen, quieren refrescarse.
Hay unos jóvenes que se tiran de un columpio que esta amarado de la rama de un árbol, se empujan para tomar altura y alejarse así de la orilla del río y de las rocas que lo rodean y se avientan al agua. El primero en intentar hacer lo mismo, es Jipé, viene después Sabás, Polo, Bache, de las mujeres, Ana es la primera en subirse hasta el columpio, pero no es lo mismo ver el columpio de abajo que de ver el río de arriba y no puede, se hecha por atrás. Lo intenta 3 veces, y 3 veces no puede brincar. Viene Grace y a la segunda se avienta, viene después Verito que también lo logra. Ana no ha dejado el lugar, lo quiere hacer, pero teme de no soltar el columpio al momento adecuado y caer encima de las rocas. Jipé ya se ha bajado así que ella esta sola con el muchacho que ayuda a todos a agarrar correctamente el columpio. Las familias que están del otro lado del río le gritan “Si se puede, si se puede”, así que ni modo, por ultima vez, Ana agarra el columpio, esta vez el muchacho la empuja y aunque ella grita que no, no la vuelva a agarrar y ni modo, tiene que lanzarse al río. Después esta muy contenta de haberlo hecho pero los que estaban abajo le dicen que temían que no se soltaba correctamente. Ya todo pasó y paso bien.
Salemos del río, la comida esta lista. Nos alcanzaron los que se quedaron a la mañana en la playa, no todos hacen el recorrido a moto. Es muy agradable volver a encontrarnos, así disfrutamos todos de una muy buena comida y de una cerveza muy fría que nos trajo Graciela. Después de comer, nos quedamos un rato a descansar antes de subir otra vez a la cuatri.
Toda la mañana Polito de 5 años nos acompaño, se subió con su papa en la moto, pero ahora esta muy cansado, es mucho para el y Tawa, su mama, tiene que tomar un taxi para volver con el al hotel. Se va a perder lo mejor del día, las dunas mas altas de Chachalacas.
Por otra parte, Conchita decide acompañarnos, pregunto a Jorge como iba a ser el camino de regreso, y para que no se desanimara, le dijo que ahora iba a ser mas tranquilo que a la mañana, no sabe ella lo que le espera. Y nosotros tampoco, es una cosa decir “vamos a bajar las dunas mas altas”, y otra cosa tener que bajarlas.
Llegamos rápidamente a la primera, debe tener una altura de casi el doble de las que bajamos a la mañana, es impresionante verla de arriba, parece fácil ver a Jorge bajarla. Nos da todo tipo de recomendaciones. Chucho se quedo con la cuatri de Tawa, desde la mañana el no ha bajado solo una sola duna, siempre estuvo atrás de su hijo Tamy, es la primera. Todos lo animan a hacerlo, pero no puede, igual que Ana cuando no quería soltar el columpio, el no puede dejar la arena firme para la bajada de la duna. Varias veces se sube a la moto, se arregla el casco, se pone en posición y se baja diciendo que no puede, hasta que definitivamente, agarra su cuatri y busca una bajada sencilla un poquito más lejos. Jaime lo sigue, esta vez tampoco el se anima a bajar.
Todos los demás bajan, a Conchita le duele los hombros tanto que agarra fuerte la caja de la moto para no irse por adelante.
Llegamos a otra duna, mas alta todavía, mas larga la bajada, mas adrenalina que soltar. Chucho sigue buscando un camino alterno que le conviene mas, Jaime esta vez baja la duna, para los demás no hay problema, al contrario, se suben varias veces para poder bajarla mas y mas.
Ya es la última duna, la más alta de todas, según Jorge esta, desde el pico, mide 100m, vamos a bajar de un punto donde más o menos son unos 90m. El se baja primero, se llevo unas cámaras fotos, nos pide de ponernos en una sola fila en la orilla de la duna y nos toma unas fotos, después decidimos bajar todos al mismo tiempo, se ve muy bonito, muy emocionante, estamos felices de todo lo que hemos vivido hoy, no se cuando pero un día tendremos que volver a este lugar maravilloso.
Otras dunas más chiquitas hasta llegar a la playa y dirección el hotel, estamos todos cansados, otra vez sucios y disfrutamos meternos en la alberca y saborear un helado de coco, de vanilla o de chocolate. Los señores de una vez, deciden cargar las motos en el trailer para darle chance de irse hoy mismo.
En todo el día recorrimos entre 70 y 80km en las dunas, dependiendo de quien manejaba. Tamy, Polo y Chuchin fueron los que más kilómetros hicieron por andar por ahí y por allá, bajando y subiendo, dando vueltas y vueltas con sus cuatris.
Algunos vuelven a la playa a meterse al mar, otros siguen en la alberca, un grupo se queda platicando en el jardín tomando un tequilla, pero después de un buen baño muy merecido, salemos a cenar, como a las 10 de la noche, en un restaurante que se encuentra en Cardel, se llama el Manantial y vamos a cenar muy rico, tenemos la sala del primero piso para nosotros, estamos los únicos clientes y nos atienden muy bien.
Otra vez nos acostamos muy tarde, pero no importa, no vinimos a descansar, sino a aprovechar al máximo de nuestro viaje. Mañana nos vemos para el desayuno a las 8h 30.